Marrakech se fundó en 1062 (año 454 de la Hégira) por Youssef Ibn Tachfin, primer rey de la dinastía del Almoravides. Muy rápidamente, en Marrakech, bajo el impulso del Almoravides, hombres piadosos y austeros, se construyeron numerosas mezquitas y médersas (escuelas de teología coránica), así como un centro comercial para el Magreb y el África negro. Marrakech crece rápidamente y se impuso como un centro cultural y religioso influyente; se construyeron también algunas defensas para proteger la ciudad. El hijo de Youssef Ibn Tachfin consolidó la ciudad a continuación, Ali Ben Youssef, por la construcción de defensas sobre varios kilómetros. La arquitectura de la ciudad fue influida sobre por Fès, capital fundado por Idris I Er, y la España musulmán. Estas dos ciudades son la radiación cultural y arquitectónica de Marruecos, y también del Mundo Musulmán arabo: son ellas que inspiraron AL Andalus y que lo reunieron del Mundo Árabe. En 1147, los Almohades, partidarios de un Islam ortodoxo, se apoderaron del recinto de la ciudad; los últimos Almoravides se exterminaron y la casi totalidad de los monumentos destruidos. Los Almohades construyeron numerosos palacios y edificios religiosos, como, por ejemplo, lo celebran mezquita del Koutoubia construida sobre las ruinas de un palacio almoravide. Con el fin de abastecer el palmar y los grandes jardines, un sistema de riego fue perfeccionado. Marrakech, por difusión cultural atrajo a numerosos escritores y a artistas, venidos, en particular, de Andalucía. En 1269, los nómadas mérinides conquistaron Marrakech a costa de los últimos Almohades. Cuando ocurrió la llegada de la dinastía Mérinide, Marrakech cayó entonces en un determinado letargo, y su decadencia implicó la pérdida de su estatuto de capital en favor de su gran rival, Fès. Al principio del XVIe siglo, Marrakech vuelve a ser la capital del reino, alcanzado rápidamente su apogeo, en particular gracias al sultán Saadien, Mohammed El Mahdi. Debido a la fortuna acumulada por los sultanes, se embelleció Marrakech, los monumentos arruinan entonces restaurados y de suntuosos palacios construidos. El palacio construido por el Saadiens, el Badi, es una contraparte de la Alhambra, realizada con los materiales más preciosos procedente de Italia, Sudán, India e incluso de China. Se aplica un protocolo fastuoso, inspirado en el Topkapi de Estambul. A pesar de su oposición a los Turcos, el Saadiens son atraídos por la civilización otomana. Un vestigio de esta influencia reside en el nombre del barrio de Derb Dabachi, que deriva del término “ogdabachi” y designa a un oficial superior en la jerarquía militar otomana. Marrakech va de nuevo a perder su estatuto de capital. Al final del Xvii siglo, la actual dinastía alauí sucedió al Saadiens. El trono se transfiere sucesivamente a Fès luego a Meknès, nueva ciudad imperial. A principios del Siglo XX siglo, Marrakech conoce algunos años de guerras civiles. En 1912, la instauración del protectorado francés en Marruecos pone fin a esta anarquía. En 1956, la vuelta de exilio del rey Mohammed V se celebrará en Marrakech como en el resto del país. |